Un blog creado por amor al arte, forma de expresión de sentimientos y de recreación de la belleza inherente al ser humano. Aquí encontraréis un poco de todo. Soy de los que piensan que el arte pertenece a la Humanidad, por eso comparto con vosotros mis creaciones, para que mi mensaje, mi expresión, llegue a todo aquel que quiera escucharla. Gracias.

3/4/12

Piedad. 2011. Grafito sobre papel.


O vos omnes, qui transitis per viam, attendite et videte si est dolor similis sicut dolor meus (Lm 1:12)

"Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen" (Jm 31:15)

El Hijo había intentado eludir su momento en un arrebato de humanidad escandalosa. Sometido a la voluntad del Padre, terminó, muerto, en brazos de la Madre. La Madre abrazó el cuerpo muerto de su Hijo. Gritó de dolor, porque no entendía. Gritó de dolor, porque era su Hijo.

El grito sordo de aquella Madre ha encontrado ecos en los gritos rotos de todas las madres que han tenido que abrazar los cuerpos muertos, rígidos y desfigurados de sus hijos. Dar sepultura a la propia estirpe invierte el orden natural de las cosas, repugna nuestra lógica y requiere por eso mismo de esfuerzos que exceden a nuestra naturaleza. Estas historias nos rompen. Son historias que no pueden contarse porque no tienen sentido.

Y cuando suponemos que ese sentido que no podemos encontrar radica en los designios de la Providencia, tenemos que reconocer que no entendemos a Dios. Tal vez sea consustancial a la religión afirmar que todo tiene algún sentido, pero eso no significa que el sentido de todo comparezca para nosotros. La religión no disuelve misterios como la muerte, o el dolor, o el sufrimiento, sino que los profundiza, incluso los vuelve más oscuros, pero con la esperanza de que no nos hallaremos solos.

Porque ni la Muerte nos pertenece, ni nosotros pertenecemos a la Muerte.

(Entrada redactada por mi amigo Ángel)

1 comentario:

  1. Es muy duro mirar a la Muerte de frente. Quizás esa Madre está ahí para que nuestros ojos tengan un rostro al que mirar, huyendo de ese cuerpo destrozado, oprobio de los hombres.

    Quizás en una entrada como ésta haría mejor en guardar un silencio respetuoso. Pero tu Piedad, Alfonso, o tus palabras, Ángel, no pueden sino nacer de una reflexión larga, dura e incluso angustiosa, buscando cómo expresar con hondura esa misteriosa totalidad, tan humana, de Vida, manifiesta con brutal desgarro en el dolor de la Madre, y Muerte, patente en la devastadora destrucción del Hijo. A mi me habéis emocionado.

    Ángel, al leer el texto de Jeremías pensé en este "Vox in Rama" de Giaches de Wert:

    http://www.youtube.com/watch?v=s_j8bsHkA-A

    Creo que puede resultar un buen fondo sonoro para la entrada.

    Pero finalmente, Muerte, ¿dónde está tu victoria?

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