Un blog creado por amor al arte, forma de expresión de sentimientos y de recreación de la belleza inherente al ser humano. Aquí encontraréis un poco de todo. Soy de los que piensan que el arte pertenece a la Humanidad, por eso comparto con vosotros mis creaciones, para que mi mensaje, mi expresión, llegue a todo aquel que quiera escucharla. Gracias.

3/11/11

Alhambra II. 2010. Acrílico sobre cartulina.


Aún vibran sus muros con las apagadas voces de un reino derrotado, llorando por haber sido forzado a abandonar su oasis.
Aún se alzan sus bastos torreones, tristes y desdichados, testigos de un antiguo esplendor que jamás ha vuelto a habitar en sus estancias, escenario de las más melancólicas y pasionales leyendas, y de más de un romance.
Aún navegan en el agua, en forma de peces de colores, los lamentos de aquellos que otrora habitaron en un palacio de intrigas, dorado y bermejo, como nuestra bandera, como nuestra historia.

Granada. 2009. Óleo sobre lienzo.


Tan etérea, tan delicada, tan fresca, tan bella. Con Granada cayó todo un reino, y con él, parte de nuestro pasado, de nosotros.
Sus genuinos habitantes la veían como un paraíso terrenal, y así sigue siéndolo. Vergel en medio del desierto, sus ríos apagan la sed de sus fuentes, cuyos chorros, a modo de fiel realizando la oración, permanecen estáticos un momento, se elevan, se incorporan, y vuelven a su estado original para seguir con su plegaria. Y es que, apiñada entre colinas, la ciudad palpita aún con el pulso de un corazón andalusí.
Sus calles, laberintos de telas, son un caos ordenado por la geometría de sus formas. Su aire, envolvente aroma, toma el olor del arrayán, del ciprés, de la rosa, del cuero, de la especia y del agua fresca. Sus edificios, templo del arco y del ladrillo, deslumbran con la intensidad de una ciudad en la que hasta las sombras brillan.
Toda ella es embriagadora, y llena de contrastes, porque aunque con evidente claridad se vea como una ciudad árabe, una segunda mirada nos desvela detalles ocultos con un sabor claramente castellano, tras ser residencia temporal de los católicos reyes Fernando e Isabel. Siglos de pertenencia a un reino cristiano han dejado una profunda huella en Garnata.
Ella es un regalo del hombre para el hombre, una maravilla de la Humanidad, un tesoro histórico que nos hace recordar nuestro pasado, entender nuestro presente y conquistar nuestro futuro.